La hiperglucemia o exceso de azúcar en la sangre es producto de ciertas patologías y a su vez es una de las principales causas que desencadenan muchas enfermedades. La tasa normal de glucosa en la sangre (glucemia) es de 76-110 mg/dl. Cuando el índice de glucosa, tras la medición en ayunas, supera los 110 mg/dl se declara la diabetes.
El glucagón y la insulina son dos hormonas segregadas por el páncreas, que se encargan de regular el nivel de azúcar. El glucagón eleva el nivel de glucosa; la insulina la reduce, limitando su producción, facilitando su entrada en las células y transformándola en glucógeno (almacén de glucosa). Ante la carencia o ineficacia de la insulina, se presenta la diabetes.
Atendiendo a las particularidades intrínsecas del diabético, podemos diferenciar principalmente dos tipos de Diabetes Mellitus:
Diabetes Mellitus Insulino Dependiente: (Juvenil o de Tipo I) es una enfermedad autoinmune. El enfermo diabético crea anticuerpos contra las células productoras de insulina, impidiendo de este modo su formación. La carencia de ésta, supone la pérdida de la única hormona que reduce el azúcar de la sangre, elevándose así la glucemia.
Diabetes Mellitus No Insulino Dependiente: (Tardía o de Tipo II). Las personas que padecen este tipo de diabetes, sí segregan insulina, pero ésta no es completamente eficaz, ni se presenta en cantidad suficiente.
Los vasos sanguíneos de los diabéticos se lesionan con facilidad, produciéndose, con frecuencia, complicaciones vasculares que afectan al riñón (trastornos renales), a los ojos (lesiones oculares) y a los nervios (desarreglos neurológicos). También pueden aparecer enfermedades cardíacas, arteriosclerosis, hipertensión, cataratas y trastornos de las extremidades inferiors, entre otras.
El profesor Hiroshi Hikino y un grupo de investigadores de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Tohoku, consiguieron separar independientemente dos tipos de polisacáridos, no identificados hasta el momento, denominados ganoderan A y ganoderan B. Posteriormente llevaron a cabo un experimento, con el fin de comprobar los efectos del ganoderan A y B, en un grupo de ratones con niveles de glucosa elevados. En primer lugar se administró al grupo experimental una dosis de Reishi. Transcurridas siete horas, se comprobó que el nivel de glucosa de cada ratón había descendido en un 70%. Estos resultados determinan que la combinación de ambas sustancias reduce considerablemente la hiperglucemia.
Los investigadores, Shigeru Arichi y Teruaki Hayashi, del citado instituto de Kinki realizaron un estudio del Reishi con pacientes diabéticos de avanzada edad (en algunos casos, se llegó a suprimir el tratamiento de insulina). En los primeros meses se comprobó que los índices de glucosa experimentaban pequeños altibajos. Durante el tratamiento, algunos de los síntomas más frecuentes de los tratados disminuyeron, apareciendo mejoras significativas en el estado general. Al cabo de un año, un porcentaje elevado de pacientes lograron normalizar los niveles de glucosa.
Se considera que el Reishi actúa de forma similar a la insulina, inhibiendo la formación de glucosa y facilitando su entrada en las células. Por otro lado, se ha contrastado que la actuación que ejerce el Reishi en el sistema inmune, también favorece el estado de los enfermos con Diabetes Mellitus de Tipo I.
El Reishi actúa de forma similar a la insulina; inhibe la síntesis de glucosa y facilita su entrada en las células.
Reduce los niveles de glucosa en la sangre.
Mejora los síntomas de los diabéticos.
Mejora la respuesta autoinmune en caso de la Diabetes Mellitus Tipo I.
Previene la diabetes y evita algunas de sus complicaciones
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