Se conoce como reishi a la especie fúngica Ganoderma lucidum. El reishi ha sido usado a lo largo de los tiempos por diferentes culturas. Los Japoneses lo llaman reishi y así es como se está dando a conocer en occidente, sin embargo los chinos y los coreanos lo conocen como Ling Chi, o Ling Zhi, (Hongo de la Inmortalidad). Bien conocido por sus propiedades curativas, estimulantes y regenerativas, este hongo fue representado en el arte antiguo Oriental más que cualquier otro hongo: se encuentra pintado en los tapices reales, frecuentemente con sabios famosos de la época.
El reishi está tradicionalmente asociado a la realeza, la salud, la recuperación, la longevidad, el poder sexual, la sabiduría y la alegría.
El primer registro histórico del Reishi fue en la época del primer emperador de China, Shih Huang Ti, de la Dinastía Chin (221-207ac), conocido en el mundo por haber construido la Gran Muralla. Este hongo, de poca apariencia, que crece en madera y de sabor agrio, es un rey en Asia. Su producción mundial se eleva a 4 300 toneladas por año. Sólo en Asia, 4.3 millones de gente comen reishi regularmente.
El reishi es famoso porque puede desacelerar procesos de envejecimiento efectivamente, como arrugas y ojeras, en gran parte debido a sus propiedades antioxidantes, pero posee además otras excelentes propiedades. Es muy rico en calcio, hierro, zinc, manganeso y cobre.
El reishi estimula los linfocitos T, las células asesinas, en el cuerpo y apoya a un sistema inmunológico débil. Sus acciones anti hipertónico, anti colesterol y anti trombosis están comprobadas centíficamente, son atribuidas a su contenido los trioerpene y B-glucanos. Estas sustancias también inhiben la producción de histaminas en el cuerpo, que hacen difícil a la vida de los alérgicos.
Han sido publicados estudios sorprendentes con este hongo en el tratamiento de hepatitis y cáncer, con cuotas de mejoría de hasta 95 por ciento
Reishi regenera los pulmones, amplifica los bronquios, y ayuda así con asma y bronquitis, tonifica el corazón y apoya al hígado en su función de detoxificación, en especial después de toma de medicamentos que hacen daño al hígado.
Entre sus acciones, comprobables por la ciencia, también cuenta la inhibición de dolor por el sistema nervioso central. También tiene una acción relajante al sistema nervioso y la musculatura lisa, por ejemplo de la matriz, del estomago y los intestinos.
Por esta multitud de beneficios tampoco nos sorprende que el hombre europeo de la edad de piedra más famoso, “Ötzi”, traía el reishi consigo en una bolsa bien guardada (vivió hace 5 300 años, lo encontraron en los alpes, entre Italia y Austria).
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